MARCO GENERAL PARA LA INVESTIGACIÓN TEOLÓGICA
- Conceptualización de la investigación
- La Teología como ciencia analógica
- Métodos de investigación en teología
- El análisis semiótico y literario
- Conceptualización de la investigación
¿Qué es la Investigación?
En mis estudios doctorales de ciencias religiosas, un compañero dijo, refiriéndose a los fundamentos de la investigación: «la investigación surge cuando aparece un problema; cuando hay un problema nos lleva a utilizar tres elementos comunes que son la búsqueda, proceso y el descubrimiento».
Comienzo preguntándome ¿qué es investigar? Para responder a esta inquietud me basaré a varios temas. Para algunos «la investigación científica tiene por fin el descubrimiento o interpretación de los hechos y fenómenos en el campo de las respectivas ciencias o el establecimiento de los principios y leyes por los que aquellos se rigen.»
Para otros es «la aplicación racional de la mente a la situación de problemas del ser humano; su fin es enriquecer este saber mediante el estudio sistemático de facetas del conocimiento ya definidos y la exploración de otros nuevos…» (Piattelli, 1992).
La investigación es la búsqueda de lo que es de la ciencia de las cosas a través de sus huellas, de sus rostros. Rodolfo Mandolfo al respecto afirma que la: «investigación surge cuando se tiene conciencia de un problema y nos sentimos impelidos a buscar su solución. La indagación realizada para alcanzar esa solución constituye precisamente, la investigación propiamente dicha».
Durante este proceso se aplican la teoría, los métodos y las técnicas de la investigación. En este libro no pretendo plantear aquí un nuevo concepto del problema teórico, ni el problema de método; aunque si hablaré en forma muy limitada por su inherente relación con las técnicas de investigación.
Pero, el proceso toca estos tres aspectos y es importante que el investigador los tome en consideración desde el inicio de la investigación. Isaac Felipe Azofeifa al respecto dice que: «podemos definir la investigación como búsqueda de información adecuada para el conocimiento objetivo de un tema específico».
Como has observado, las definiciones son múltiples, por lo que se hace necesario señalar los elementos más importantes de acuerdo a las definiciones anteriores, las cuales resumo así:
- La investigación es una búsqueda ordenada y sistemática de conocimiento.
- Es un proceso en el que aplicamos nuestra mente a la solución de un problema determinado para su conocimiento objetivo.
- La investigación tiene como fin el descubrimiento o interpretación de los hechos analizados.
- Un conocimiento teórico de las diferentes corrientes filosóficas y métodos.
- Un uso adecuado de los métodos y de las técnicas de investigación.
La investigación tiene, también, como fin conocer para predecir situaciones futuras, para lo cual se requiere:
Actitudes del investigador En primer el lugar, el investigador debe tomar conciencia del problema que necesita ser solucionado. Felipe Pardinas, dice «que de la observación de los fenómenos y en cada ciencia se plantean fenómenos diferentes». Este autor nos aconseja que «el investigador rastrea problemas, o dicho más sencillamente, preguntas, cuya urgencia científica o humana las hace sobresalir para ser estudiada».
Marcelo Blanc nos dice, también: «toda investigación debe tomar un objetivo determinado claramente definido. Al iniciarla se debe precisar lo que se pretende investigar.» Una vez que se ha encontrado la situación problemática, hay que reflexionar sobre el planteamiento del problema, estableciendo la importancia y limitaciones del asunto a investigar, sus proyecciones internas y externas.
En segundo lugar, el investigador debe sentirse impelido a buscar una solución del problema planteado. Este debe ocasionar un interés [diríamos que casi intriga] en el investigador, que motive a continuar con todo el proceso de la investigación. La motivación suele ser variada, entre las razones podemos encontrar unas de carácter académico.
Por ejemplo, Darwin se inspiró en la lectura de Malthos para precisar su teoría de la evolución; de carácter vivencial, Paulo Freire investigó sobre la educación desde una perspectiva opresiva por su conocimiento de la situación en la que vivían millones de brasileños. De carácter sicológico, Sigmund Freud confiesa que se motivó a investigar en este campo por sus propios conflictos; de carácter político social, Carlos Marx, confiesa, también, que se motivó por un interés humano en transformar la sociedad para hacerlas más justas.
Tipos de Problemas
Pardinas nos señalan cuatro tipos de problemas que se le pueden plantear al investigador, y ellos son:
Problemas de carácter académico
Estos pueden ser de carácter interpretativo, explicativo, descriptivo o predictivo. Si, por ejemplo, se nos pide que expliquemos el pensamiento de Bill Gate, encontraremos diversos enfoques sobre algunos puntos de su filosofía informática ¿cuál interpretación de todas escojo? Esto nos plantea un problema de interpretación que ha de ser superado mediante nuestra investigación. Si estudiamos El Plan Colombia y su fuerte reacción de los grupos armados fuera de la ley y nos preguntamos ¿a qué se debió este fenómeno? El problema hay que enfocarlo en términos explicativos. Pero, si se nos pregunta ¿cuáles son los líderes y grupos del plan Colombia? El problema está planteado en términos descriptivos. Ahora bien, si observamos por medio de datos estadísticos que hay un proceso de desplazamiento de población de cierta zona rural a determinada ciudad, nos interesaría saber cuáles serían las repercusiones de esta emigración en la ciudad que los recibe. Por ejemplo: el desempleo, delincuencia común, hambre… este problema se plantea en términos predictivos.
Problemas de Carácter Informativo
Estos son de carácter descriptivo. Por ejemplo, para tener un cuadro de lo que ocurrió en el año de 1789, año de la revolución francesa; tomaremos los fenómenos más importantes ocurridos en ese período, a fin de tener la mayor información posible.
Problema de Acción
Son problemas que plantean las necesidades mismas del grupo de personas, de una comunidad e incluso, de una sociedad entera y antes de las cuales, es necesario responder de inmediato. Por ejemplo, en las comunidades primitivas, cuando creció la población y la producción de alimento escaseó, se planteó un problema muy serio que fue resuelto en el tiempo con los diversos inventos o creaciones humanas que llamamos herramientas, incrementándose así la producción de alimentos.
Por último, nos encontramos según Pardinas, con problemas de investigación pura y aplicada que tienen como objeto la búsqueda de conocimiento en las ciencias puras para el avance tecnológico y científico de la humanidad, por ejemplo, la contaminación ambiental está motivando a muchos científicos a buscarle soluciones de diversos caracteres.
¿Cómo Descubrir un Problema Significativo?
Al observar un determinado fenómeno, debemos escribir en ese momento las inquietudes posibles que se nos plantea de carácter informativo y sus avances. Hay quienes prefieren actuar primero e investigar después. Pero, investigar los temas o problemas precisamente o mientras acompañamos la acción da más sentido e importancia al trabajo que se vaya a realizar, esto es problema de acción.
La misma vida cotidiana nos plantea problemas prácticos y teóricos que hay que responder a fin de iluminar la acción. Por ejemplo, ante el problema social y político que vive nuestra Colombia.
La práctica o vida profesional nos plantea problemas a resolver.
El campo de la educación religiosa, secular, profesional nos plantea problema a resolver.
Otra manera eficaz es consultar sobre determinados temas con profesores, con otros compañeros o con especialistas en la materia.
La Teología Eclesiástica como Ciencia Analógica
En un congreso nacional de investigadores académicos, auspiciado por la Universidad Remington, donde participaron diferentes profesionales, entre ellos filósofos docentes, ingenieros, teólogos, entre otros. La Magister Jacqueline Hurtado de Barrera, nos hace reflexionar acerca de nuestra profesión, cada grupo de especialidad les preguntó, el autor de este libro quiere compartirlas con ustedes: ¿la teología es una ciencia? ¿Cuál es su objeto? ¿Si es ciencia, a que grupo pertenece? Conviene aclarar, ante todo, que, en el conjunto de las ciencias, la Teología es considerada como ciencia sólo de una manera analógica, ya que aunque utiliza métodos rigurosos para el tratamiento de sus datos, su objeto último es la realidad de Dios.
Desde la perspectiva de Dios podemos mirar la realidad toda, tanto el mundo material como el humano, pero la realidad misma de Dios escapa a los sentidos, lo que hace que el objeto de la Teología sea la inteligibilidad de la fe que busca entender aquello que cree. “La Teología no es la misma fe; procede de la fe, la interpreta, se esfuerza por comprenderla a través de una reflexión sistemática.
La teología es un conjunto que abarca (…) palabra, descubrimiento del sentido propio, reflexión a base del esfuerzo racional e histórico, a través de símbolos, de cultura de vida… La Teología, denominada «ciencia de la fe» se relaciona como tal con la ciencia y con la fe» (Vilanova, Evangelista. 1992: 7)
El punto de partida de la Teología en cuanto saber, es el acto de fe, el cual empuja al teólogo a investigar los vínculos históricos y antropológicos de la revelación, es decir, las manifestaciones del actuar de Dios en nuestro mundo y en la historia. A ordenar, a someter a un trabajo de dilucidación sus afirmaciones.
El teólogo realiza este trabajo por medio de métodos rigurosos, que pueden considerarse científicos, en cuanto disciplinas que ordenan conocimientos, inducen o deducen leyes, hacen aplicaciones. El método de la Teología es el camino para alcanzar el conocimiento teológico, trátese de la teología dogmática, fundamental, latinoamericana, feminista, espiritual, pastoral…
El teólogo utiliza el método científico al realizar procesos que por su naturaleza misma conducen a la construcción del saber teológico. Por analogía con el trabajo de las ciencias, a este trabajo le llamamos trabajo científico. Pero la utilización de estos procedimientos debe ser antecedida por una especie de sapientia, (fruto de la fe), que posibilite pensar teológicamente.
«El acto de la ciencia es inseparable del ejercicio del método científico». (Herrera, op, cit: 58) La Teología es hija no sólo de la fe sino también de la razón. Está siempre construyéndose con los métodos de su tiempo. Desde que nace como ciencia, con Sto. Tomás de Aquino, nace con los métodos deductivos que el Aquinate toma de Aristóteles. Parte de la revelación, como de «primeros principios», ciertos y verdaderos. De éstos, el teólogo deduce conclusiones.
El teólogo parte del hecho de la Revelación como de su fuente. El objeto de su fe, las verdades que cree, (fides quae creditur) están en el lugar que tienen los «hechos» de las ciencias empíricas; éste es el punto axial de la reflexión teológica. (Ibid, p: 7) Desde este punto de partida, el teólogo investiga los datos históricos y antropológicos de la Revelación, con la ayuda de las ciencias positivas; a este primer momento de la investigación teológica se le llama momento positivo de la teología.
Luego el teólogo trasciende racionalmente estos datos para llegar a un segundo momento, si así podemos llamarlo, que es el momento especulativo, en el que el teólogo busca la inteligibilidad de esos datos en la comunidad de fe en el presente. Por un lado, al teólogo se les exige una fidelidad a los orígenes de su fe; por otro, él establece diferencias. Es necesario que exprese, en las categorías del ser humano contemporáneo, la validez de sus principios.
Esta búsqueda compromete la seriedad de un trabajo a veces interdisciplinario, que se somete a los mismos esfuerzos que la razón emplea para avanzar en los otros saberes, a los que la Teología ofrece un último sentido.
Cabe pues distinguir, en Teología, entre método y métodos. El método teológico escucha la realidad toda, todo lo cognoscible y comprensible por la razón, a la luz de la realidad de Dios quien le da, a todas las cosas y al ser humano mismo, su último sentido.
El estatuto epistemológico de la Teología trasciende el de los otros saberes. Su lugar está más allá de la misma Filosofía, en cuanto ésta es un ejercicio de la razón, que toma de sí misma su capacidad de comprensión de la totalidad, mientras a la Teología le compete la escucha de la Palabra revelada. (Cantero, Luis Eduardo. Op, cit: 167) La Teología está en función de la misión como lo está la Iglesia misma. La misión de la Iglesia en el mundo es la tarea de acercar el mensaje de la revelación, a Cristo mismo, a todos los seres humanos, a todas las culturas… en todos sus problemas. Por tanto, la Teología ha de abrirse a todos los saberes con sus propios métodos, todos aquellos que le han de servir como instrumento de aproximación a la realidad de cada ser humano, de cada cultura, en su mundo.
Los métodos de las ciencias humanas le aportan a la Teología diferentes modos de aproximación a la realidad del género humano, del mundo y le ofrecen la posibilidad de una comprensión cada vez más amplia, no sólo de la Palabra de Dios en cuanto palabra revelada por modos humanos, sino de diferentes aproximaciones a la realidad en que el destinatario de la fe vive su vida. Todos los métodos de investigación son pues útiles a la reflexión teológica. De ello da cuenta la teología contemporánea.
Desde la concepción moderna de las ciencias, al interior de nuestra cultura científico – técnica, la Teología se ha abierto a los aportes de la reflexión antropológica y a la importancia que se le concede en nuestro mundo a las ciencias históricas. Su interés por los fenómenos empíricos, la hace inductiva, desde la praxis cristiana.
Una profundización sobre el «acto de fe», toma sus métodos de la fenomenología y de la psicología. Se interesa por la empireia de los hechos, por la experiencia eclesial de Jesús resucitado, por la investigación histórica sobre lo creído. (Herrera, op, cit: 62)
Recibe pues el nombre de Teología positiva aquella cuyos métodos son sobre todo los histórico – críticos, que no solamente pueden emplearse en el trabajo sobre documentos antiguos, sino aún en la exégesis, en la hermenéutica de los documentos de la Iglesia, tanto de los antiguos como de los contemporáneos.
La Teología siempre ha estado ligada a la cultura y nuestra época está eminentemente centrada en lo científico – técnico. Valga, a modo de ejemplo, el caso de las ciencias biológicas y la tecnología, que han propuesto, en las últimas tres décadas, más preguntas a la Teología que en todos los siglos anteriores.
Es preciso que la Teología aún en sus esfuerzos investigativos a los de la Biotecnología en su reflexión sobre el ser humano y sus producciones. Estos nuevos problemas generan nuevas formas de hacer Teología. La interdisciplinariedad y transdisciplinariedad de la investigación se vuelven casi obligatorias.
Al teólogo le compete conocer a conciencia los fenómenos sobre los que construye su discurso, trátese de la investigación genética, de la clonación, o del diagnóstico de la muerte humana. También el Derecho y las Ciencias Sociales y Políticas, y aún Económicas, tendrán su palabra sobre los grandes problemas de nuestro mundo. De estas reflexiones se nutren la Escatología Teológica, la Pastoral, las misiones.
En resumen, es preciso que, al hacer tu trabajo de investigación, utilices los datos tanto de las ciencias empíricas, como de las que son fruto de la reflexión teórica. Si tu trabajo se dirige precisamente a la obtención o confrontación de estos datos, has de organizar un proceso lógico para la construcción del saber teológico. (Marta Restrepo, 2000)
Métodos De Investigación En Teología
Lo primero que uno puede preguntarse, al comenzar un trabajo de investigación es hacia dónde se dirige. Es muy importante saber lo que uno desea conocer mejor. Tal vez tengamos que devolvernos a la pregunta con la que comenzamos los estudios de Ciencias teológicas ¿Qué nos hizo escoger estos estudios? ¿Qué deseábamos aprender en ellos?
Ciertamente la Teología tiene que ver con Dios y por lo tanto también con el ser humano, con su mundo, con la Historia, con la Comunidad de los creyentes. Hemos confrontado nuestros aprendizajes con el conocimiento de otros mundos y otras culturas que se expresan en otras formas religiosas.
Nos hemos dado cuenta de que las Ciencias teológicas se relacionan con la educación, con la vida y la historia de las sociedades, con la gente común…En verdad, el saber sobre lo teológico está vinculado con muchos otros saberes… Deberíamos poder ubicarlo al interior mismo del pensamiento complejo y lograr nuevos enfoques, al interior de los nuevos paradigmas del pensamiento contemporáneo.
En realidad, podemos investigar en muchos campos: sobre lo que enseñamos o sobre lo que nuestros alumnos aprenden, sobre el contexto socio – religioso en que nos movemos, o sobre las actitudes de los miembros de un grupo frente a determinados valores, sobre la evolución del sentimiento religioso de un determinado individuo o sobre el impacto que un texto religioso tiene en una comunidad.
En el mundo de lo real, de las cosas: puede tratarse de un objeto, un texto, una obra de arte, un monumento, una institución, un personaje, un autor… Pero puede también pertenecer al mundo de las relaciones, de los símbolos: se trata entonces de valores, de sistemas, de ritos, de signos, de estructuras del lenguaje…
El saber teológico se ve con frecuencia afectado por los cambios culturales, y poco a poco, se ha ido ampliando con las posibilidades de utilizar nuevos métodos de investigación, propios de otras ciencias, en la medida en que el interés se vuelca sobre el género humano y su mundo, en cuanto datos nuevos sobre la realidad, e incluso como lugares teológicos en los que se revela el designio salvífico de Dios. (HERRERA, J, 1983: 60) Esta sección ha sido tomada de la Dra. Marta Restrepo y adaptada a esta investigación.
La Investigación Teológica
Se ha hablado de la investigación como de una actividad que descubre los objetos en presencia. Un investigador está al servicio del descubrimiento y de la explicación y lo existente. A este saber se le llama saber de descubrimiento. (Ibáñez, Jesús. 1988: 32) como lo define la Dra. Marta Restrepo INVESTIGAR significa ir en pos de unas huellas: in – vestigia – ire, del latín, que significa ir en pos de unos vestigios, de unos rastros…
De esto se trata su artículo: de ofrecernos unos instrumentos que nos permitan rastrear el conocimiento y sus posibilidades, tanto teóricas como prácticas. Un trabajo de grado debe ser una experiencia que te capacite para el ejercicio de tu profesión. También la investigación como trabajo colectivo, puede hacer avanzar el conocimiento, sobre algún aspecto particular, como aquellos que se convierten en proyectos universitarios.
Investigar es una actitud que el teólogo debe desarrollar, si desea responder a los signos de los tiempos y a ese volver a las fuentes que pide toda enseñanza cristiana seria. La investigación en Teología puede partir de los métodos de la Teología positiva o de la Teología especulativa, como también de los métodos de las Ciencias Sociales y Psicológicas.
Los primeros se refieren a la búsqueda de los orígenes de la fe y de la religión. Los segundos se orientan a la búsqueda de la inteligibilidad y enseñabilidad de la fe, los terceros a la aplicación de la Teología a la práctica en la vida del creyente, al conocimiento del mundo de los destinatarios del saber específico que compete al educador de las Ciencias teológicas.
En cuanto teólogo, pedagogo, el investigador en Ciencias teológicas debe cultivar una actitud permanente de búsqueda de la verdad. Desde el pensamiento de los grandes filósofos y de los pensadores cristianos: San Agustín y Santo Thomas esta es una de las formas del diálogo fe – razón, como lo afirma la Dra. Restrepo: » al hombre le corresponde – dice Juan Pablo II – la misión de investigar con su razón la verdad, y en esto consiste su grandeza”. (Juan Pablo II, Carta Encíclica Fides et Ratio. 1998, # 17)
Los métodos de investigación Fue importante describir el Método de la Teología antes de discurrir por las diferentes estrategias investigativas empleadas con una mayor frecuencia en los trabajos de grado de estos últimos años en las Facultades eclesiásticas, trátese de la misma Teología o de las Ciencias bíblicas. No es la intención del autor de este libro establecer apreciaciones epistémicas ni discutir sobre la conveniencia o no de un determinado método.
Con el nombre genérico de Métodos nos referimos a distintas modalidades de la actividad investigativa, a sabiendas de que el objeto de investigación es el que determina las actividades que han de diseñarse a la hora de realizar un trabajo de investigación.
Lo que es preciso tener en cuenta es la importancia de una elaboración inter, trans y Multidisciplinarias, entre la Teología y sus ciencias auxiliares, o entre cualesquiera de las Ciencias de la Religión, la Sicología o la Sociología Religiosas, valga el ejemplo, al utilizar, cada una de ellas, otras ciencias con las que concurre en la obtención del saber que persigue.
Lo mismo debe decirse de la Educación Religiosa cristiana. Esta ha de echar mano de los saberes que hacen falta para la comprensión del comportamiento religioso de ser humano y pueblos, antes de proponer cualquier estrategia pedagógica nueva.
El autor de este material menciona algunos métodos que por razón de la futura publicación no los desglosa, ellos son:
La Investigación Teórica
Los trabajos de grado, las tesinas o tesis de Teología, por lo general son trabajos de compilación en los que encontramos una investigación teórica. En ellos el autor recoge la mayor cantidad de literatura posible sobre el tema que investiga, la revisa críticamente, la expone con claridad y ofrece una nueva panorámica, útil para una persona interesada en el campo
El método histórico e histórico crítico con la consigna de volver a las fuentes, el Concilio Vaticano II impulsó un movimiento que ya se venía dando en la Iglesia Católica Romana para la investigación sobre los orígenes del cristianismo: excavaciones arqueológicas, rastreo de documentos, estudio de las lenguas semíticas. No se ha ahorrado ninguno de los métodos de las ciencias históricas para la actualización del conocimiento de las Sagradas Escrituras y de otros escritos, monumentos y objetos de carácter religioso de la antigüedad
El método histórico – crítico Se trata de un método exegético que busca obtener la fuente, el primer testimonio de la realidad que estudiamos. Este método completa al anterior. Intenta, ante todo, al realizar una crítica textual, discernir las distintas fuentes, o manos, por las que ha pasado la redacción de un documento y establecer su cronología. Fue pionero en este tipo de investigación Hermann Günkel, quien trató de definir los géneros literarios de la Biblia, y su ambiente de origen. A esta operación se le dio el nombre de Historia de las Formas. Luego vino la Historia de las Redacciones, que esclareció el estado actual de los documentos, tal como ellos aparecen a nuestros ojos. Nada más útil para la comprensión y estudio de las fuentes primarias que el método histórico – crítico.
Una buena descripción de este método se encuentra en el documento La Interpretación de la Biblia en la Iglesia. Allí se explica ampliamente en qué consiste este método para el estudio de la Palabra de Dios, pero su utilización puede servir a la investigación sobre otros documentos, como sería el caso al estudiar la autenticidad de los escritos y los hechos que se atribuyen a algún autor de interés. Dice así la comisión Bíblica (Restrepo, Op, cit: 13): En el estadio actual de su desarrollo el método histórico – crítico recorre las etapas siguientes:
La crítica textual, practicada desde hace mucho tiempo, abre la serie de operaciones científicas. Apoyándose sobre el testimonio de manuscritos más antiguos y mejores, así como sobre el de los papiros, el de las traducciones antiguas y el de la patrística, procura, según reglas determinadas, establecer un texto bíblico tan próximo al texto original como sea posible.
El texto es sometido entonces a un análisis lingüístico (morfología y sintaxis) y semántico, que utiliza los conocimientos obtenidos gracias a los estudios de filología histórica. La crítica literaria se esfuerza luego por discernir el comienzo y el final de las unidades textuales, grandes y pequeñas, y de verificar la coherencia interna de los textos.
La metodología histórica – crítica tuvo ciertamente su origen en el ejercicio de la exégesis bíblica. Ella puede ayudarte a descubrir la historia de un texto. Trata de restablecer, en cuanto posible, el texto original por medio de la crítica textual, que examina y compara los manuscritos con los que se cuenta, en medio de la multitud de variantes.
Para estas operaciones existen reglas precisas, como la de escoger el texto más antiguo, el más difícil, pues los traductores y copistas tratan de hacer estos textos más legibles, más comprensibles; el más breve, pues también se intenta a veces completar lo que aparece poco claro, como es el caso de la primera bienaventuranza en la que Mt 5,1 es más nuevo que Lc 6,20.
Se busca también el texto que explique otras variantes. Aunque es asunto de especialistas, y requiere el conocimiento de las lenguas en que ha sido escrito el texto, puedes descubrir sus efectos comparando la Biblia de Jerusalén con la de A. Chouraqui, la de Alonso Shökel con la Biblia latinoamericana, o la de Dios habla hoy…
Como bien puedes darte cuenta, el método histórico – crítico propone recorridos muy actuales para el análisis de relatos y textos bíblicos, análisis que puede aplicarse no sólo a la Palabra de Dios sino a otros textos cristianos y religiosos.
En el caso de que nuestro objeto de estudio sea la biografía de un Fundador, de un momento importante de la vida religiosa de un pueblo, este método es de gran utilidad par la determinación de los documentos auténticos que serán luego fuentes primarias para estudios subsiguientes.
La Comisión Bíblica habla también, expresamente, de las posibilidades que ofrecen «los nuevos métodos de análisis literario» tales como el análisis retórico, narrativo y semiótico, que podrían ampliarse con las muchas técnicas que ha ido adquiriendo la lingüística contemporánea.
El análisis Semiótico y Literario
La Semiótica proporciona un instrumento valioso para la mejor comprensión de los textos religiosos. Ella deja de lado la cuestión historiográfica para interesarse por la estructura interna de los relatos y por el juego de los significantes. Gracias a ella hoy podemos conocer mejor la estructura de los mitos y relatos fundadores de los que hoy se ocupa la Teología Narrativa.
A la Semiótica no le interesan los datos extratextuales de un relato, no le interesa el trabajo del Geógrafo, del Arqueólogo o del Historiógrafo en cuanto tales. Tampoco la intención del autor. Le interesa el relato en cuanto tal.
Todos los datos extratextuales son importantes para una fe histórica como lo es la fe bíblica, pero la Semiótica se interesa por los relatos sólo en cuanto hechos de lenguaje. El lenguaje precede a los hechos. No niega la historia, pero dirige su interés a la construcción del lenguaje de la historia. A la narración en cuanto tal. Todo discurso cristiano está sujeto al lenguaje. Todo relato recibido como histórico – religioso puede ser sometido a un análisis filológico, psicoanalítico, sociológico o bien a los procesos de la lógica simbólica.
La historia de la redacción se cruza con el análisis literario. En efecto, éste intenta, a partir de los datos hallados, identificar el género literario a que pertenece el relato, porque una sería la verdad que expresa un himno o un cántico litúrgico, otra una parábola o crónica histórica.
La escuela formalista rusa, la estructuralista francesa, y últimamente en Norteamérica la preocupación por el análisis retórico de los textos, han dado origen a esta forma de leer los relatos que hoy llamamos Análisis Narrativo.
Este tipo de lectura ofrece sobre todo utensilios para avanzar en la búsqueda del sentido de los textos. Roland Meynet, uno de los especialistas del ramo, afirma: «Nos interesamos por la arquitectura del texto, por su composición». (1950: 9) Los fenómenos lingüísticos tienen una estructura inconsciente. Los signos se leen en sus relaciones interdependientes. Se introduce la noción de sistema (Barthes, Roland. 1963: 12 – 13 Nos dice que El mito debe leerse como una partitura, de arriba abajo y de izquierda a derecha) Los biblistas conocían ya los procesos de análisis estructural en los trabajos de Robert Low: Sobre Isaías (1778), citado por Jakobson. Low decía: La correspondencia de una línea con otra, yo la llamo paralelismo. (83) Para utilizar este método agrupas los lexemas más significativos del texto, dándoles una letra que los simbolice y reúna por categorías semitas. El uso de la más elemental clasificación arroja una serie de datos significativos. Existen paralelismos lexicales, paralelismos de acción y unidades narrativas cuya sucesión forma el relato. Los términos son colocados en columnas según el orden de aparición en el texto.
Esa primera operación, indica el lugar donde ocurre la transformación narrativa, pues los mismos lexemas que en la primera parte aparecen con un valor, en la segunda aparecen formando un paralelismo antitético. Puedes utilizar este esquema en la lectura del poema de León Felipe. (1981: 17) Nadie fue ayer, ni va hoy, ni irá mañana hacia Dios por este mismo camino que yo voy. Para cada hombre guarda un rayo nuevo de luz el sol.
Encontrarán sin duda los paralelismos en el uso de los nombres y pronombres, en los adverbios de lugar, en los tiempos de los verbos y sobre todo entre sol y Dios, camino virgen y rayo de luz… y también podrás hallar fácilmente en donde se opera la transformación del texto. » Leer es percibir las relaciones «.
Los libros están divididos en partes, capítulos y párrafos; la poesía en estrofas y versos. Para delimitar un texto, has de buscar los signos de comienzo y final entre los elementos lingüísticos. Acudirá a criterios espacio – temporales de segmentación, uniformes en todo el discurso pragmático. Puede tratarse de signos de lugar o de tiempo. O la entrada en acción de un nuevo personaje. Es los que los biblistas llaman estructura de una perícopa.
La lingüística contemporánea nos dice que los » mitos » son un modo de decir, «un habla «, que tiene unas características propias y una eficacia sobre el hombre y sobre los grupos humanos. El estudio de los mitos mediante la aplicación del análisis estructural fue clave para la historia de las religiones. (LEVI-STRAUSS, Claude 1968)
El género literario relato permitió que los teólogos se interesaran por el carácter kerigmático de los relatos primordiales, por su función dentro de la historia y de la liturgia. El sentido que la Semiótica encuentra en los textos está emparentado con el que encuentra el Psicoanálisis, pero lo busca sobre todo en la estructura del texto, desde aquello que ella llama nivel o principio de inmanencia, y lo descubre por medio del contraste entre las diferencias. La Teología Narrativa escucha los relatos. La toma en serio. Se interesa por su forma. Busca el ensamblaje de las piezas a fin de encontrar la construcción del sentido. El punto de partida de la Semiótica es » el texto y sólo el texto «. Se trata de un trabajo de lectura que organiza los textos, halla las reglas del juego que conforman el universo de sentido en que la narración se mueve y busca los modelos del relato. En el Evangelio encontrarás relatos de muy diversa textura, como las parábolas o los signos de Jesús, o el mismo género «Evangelio».
El «programa narrativo», al establecer una sucesión de acciones, produce en el relato un efecto diacrónico, lo temporaliza. Hace que tenga un comienzo y un final. Por esto encontrarás también:
La enunciación y la situación final. La primera es la puesta en discurso: «Érase una vez…»; la segunda cierra el texto: » y colorín colorado…» Todo relato se define por su punto de llegada que sirve para justificar la situación presente.
Los actores. » En la poética aristotélica, la noción de personaje es secundaria, enteramente sometida a la noción de acción (…). Se habla de actores, no de personajes. Se funda, no en la filosofía sino en las acciones que el relato imparte». (Barthes, 1970: 32) Haces la pregunta: ¿Quién busca qué? ¿Quién ejecuta acciones?. En el caso del poema de León Felipe, los actores serían: Nadie: (alguien), un hombre, yo … y también Dios y el sol… En efecto, todos son actores. Greimas, siguiendo este criterio, señala 6 tipos de Actores, según la función que el relato les asigna y que encontramos en todos los relatos: el Destinador o Dador del relato (D) y el destinatario (d) del mismo. El Héroe (S = Sujeto que busca algo de lo que se carece), y el Objeto buscado (O), los Ayudantes del Héroe (A) y sus Opositores (O). (1983: 103 – 104) Estos actores hacen posible el que haya una trama, una narración.
El Narrador. » ¿Quién es el dador de un relato? » El autor material de un relato no se puede confundir con el narrador. El » autor » del relato, aquel que cuenta aquello por primera vez, no se puede confundir con el «Narrador » del texto. En todo relato se cumple una función de intercambio entre el que cuenta y el que oye o lee. Nadie tomaría la palabra sin ese alguien que le escucha, ni nadie escribiría si no tuviese un lector real o imaginario, a quien se habla. Estas dos primeras » funciones » del relato, la toma de la palabra y su recepción, son llamadas por Greimas: Destinador y Destinatario.
El Héroe (S). Luego trataremos de encontrar el Sujeto del relato: ¿Quién busca qué? El héroe aparece, en la Situación Inicial, como carente de algo, en una situación de desequilibrio. El Sujeto acusa una falta que ha de ser colmada a través del » programa narrativo «.
El héroe es el Sujeto que busca, que desea, el que hace. El que establece la relación yo/tu. Aquel cuya carencia pone en movimiento el relato. Este Sujeto (S) deberá pasar por diversas peripecias que constituyen la » trama » de la narración, en la búsqueda de aquello de que carece (O = Objeto de búsqueda). Esta búsqueda lo coloca en una situación intersubjetiva. Logrará conseguir, mediante el combate del texto, que puede ser también una seducción, un savoir- faire (el Objeto que detenta el anti-sujeto). El Héroe podrá tener Ayudantes (A) y/o Opositores (O). (Explícitos o implícitos en el texto). Una vez logrado el objeto de su deseo, el Héroe podrá llevarlo como mensaje o trofeo a aquellos Destinatarios a quienes el Destinador lo envía.
El Objeto (O). Hemos hablado de los actores como funciones del relato. Sólo así nos es fácil comprender que O (cosa) sea un » actor del texto «. Lo es porque pone en movimiento al héroe.
Los Personajes. Trátese de personajes históricos, mitológicos, alegóricos o sociales, llevan al lector a comprender el sentido pleno y final del texto. La cultura del grupo, su sistema de referencia,» inmoviliza » estos personajes símbolo asignándoles la representación de ciertos valores.
A los personajes símbolo, el grupo les asigna roles, programas, empleos estereotipados. Su legibilidad depende del grado de participación del lector en esa cultura. Deben ser aprendidos y reconocidos. Sirven de » anclaje sapiencial » para el grupo y fácilmente participan de la designación de héroes. Son marcas de la presencia del autor, o del lector, o de sus delegados. Son personajes porta-palabra del grupo en referencia. En el centro está el Héroe.
La transformación narrativa. El texto puede ser considerado desde la perspectiva de la transformación operada por el relato. Miramos el texto en cuanto efectúa un cambio entre una situación inicial y una situación final. Este proceso conforma la diacronía (el desarrollo lineal) de una narración.
Los métodos experimentales Un estudio cuidadoso de las condiciones, de las características, de los valores en que se mueven los destinatarios del mensaje cristiano, es también muy importante para el investigador, sobre todo para el que ha de ser pastor o maestro. Ahora trataremos de conocer algunos de los métodos más utilizados en este tipo de investigación, volcados sobre el conocimiento empírico. Basados en los modelos de investigación científica que se utilizan en las ciencias naturales, los estudiosos del comportamiento humano han creado un tipo de conocimiento basado en la objetividad, el empirismo y la precisión.
Por lo general se utilizan los conocimientos adquiridos en la investigación teórica y en otros tipos de investigaciones con el fin de introducir mejoras en la calidad de vida o en el aumento de conocimientos, mediante el lineamiento y la construcción de pruebas que se controlan de un modo experimental.
Es el caso de la aplicación del electroencefalograma al estudio del estado del cerebro cuando el sujeto accede a niveles de conciencia superior en la meditación. Para estos investigadores, lo más importante del conocimiento científico es la objetividad, el método, la posibilidad de comprobación, pero sobre todo hacer que sus conocimientos sean generadores de ciencia y de nuevas tecnologías (Carvajal, op, cit: 32 – 33, 41).
Para el método experimental una proposición tiene sentido si se puede verificar en la experiencia y por medio de la observación. Este principio es válido también para las ciencias religiosas, en la medida en que nos ocupemos de «conductas observables», aún por métodos de laboratorio, tales como la aplicación del electroencefalograma a personas en estado de meditación.
Bertrand Russell y P. Bridgman propusieron los grandes lineamientos de este tipo de investigación. (Martínez, Miguel. 1999: 15) Para el enfoque experimental, la investigación es un proceso que tiene como meta la demostración, la confirmación, el desarrollo de hipótesis que se elaboran a partir de adquisiciones teóricas antecedentes. (Op, cit: 26)
Estos principios exigen del investigador una fuerte dosis de distancia de aquello que se estudia. A esta distancia podemos llamarla escepticismo, objetividad. El estudioso se convierte así, en cuanto puede, en un observador que no se inmiscuye en absoluto en la experiencia que trata de observar.
Describe realidades con un lenguaje preciso. Mide actitudes que nadie se atrevería a medir, tales como el amor, el rechazo, el sentimiento de pertenencia a un grupo, a un credo religioso, las motivaciones para militar en un determinado movimiento, la adhesión a un sistema de valores… Ellos «creen que la observación directa es la mejor fuente de conocimiento» y a esto se le da el nombre de empirismo. Luego someten sus resultados a la comparación con otros trabajos ya realizados. (Davidoff, L. 1989: 18 – 19) Los instrumentos que se utilizan en este tipo de investigaciones, son, a grandes rasgos:
- Preguntas empíricas
- Definiciones operacionales
- Muestreo aleatorio
- Observaciones de laboratorio
- Encuestas y cuestionarios
- Pruebas
- Entrevistas
- Utilización y manejo de hipótesis y de variables
- Búsqueda de correlaciones. (Ibid, p: 20 – 35)
La psicóloga Martha Inés Restrepo (Op, cit: 21 – 25) nos explica ampliamente cada una de estas estrategias:
Preguntas empíricas. (Peri: alrededor de; empeiria: en torno de). El conocimiento empírico se caracteriza por los procesos inductivos; los sentidos permiten al observador aproximarse a los hechos de una manera directa. Más que partir de una teoría, el experimentador trata de inferir de los hechos que observa una teoría. Pretende aferrar la realidad, de alguna manera exterior a sí mismo, para saber sobre ella. De allí procede el conocimiento experimental.
En las ciencias teológicas, las preguntas empíricas son aquellas que se pueden responder mediante observaciones de algún tipo (Ibid, p: 20). Dentro del método experimental, podríamos preguntar: ¿Asisten con gusto los alumnos a la clase de Religión? Esta sería una pregunta empírica. Pero no sería posible preguntar, de forma empírica, si debe ser o no obligatoria la clase de religión.
Definiciones operacionales. Para afinar las preguntas, y poder hacer mediciones, será necesario utilizar términos muy precisos y concretos de aquello que se pretende averiguar. Las preguntas no pueden ser demasiado generales. Todos los encuestados deben comprenderlas con claridad. Ej: Los principios cristianos más aceptados por los jóvenes universitarios son:
- Amar a Dios
- Amar al prójimo
- Hacer el bien a otro
- Hablar siempre con la verdad
- Ser honesto consigo mismo y con los otros
- Buscar un crecimiento espiritual
- Darle sentido a mi vida.
Las definiciones operacionales recaen sobre la expresión principios cristianos, y sobre cada una de las actitudes indicadas por los ítems. Si los investigadores quieren entenderse entre si y ser entendidos por otros, deben definir los términos de su investigación. Esto se hace al interior del mismo trabajo. ¿Qué entenderán los jóvenes cuando en la encuesta que han de responder encuentren las expresiones: ¿principios cristianos, buscar crecimiento espiritual? En ocasiones será necesario definirlo.
Muestreo aleatorio o selección de la población. Cuando escogemos una muestra de población para ver en ella lo que ocurre en todos, escogemos al azar un pequeño grupo dentro del gran grupo. Podemos estudiar, por ejemplo: En un Colegio Cristiano de Medellín lo que ocurre en todos los Colegios Cristianos, o en un seminario teológico lo que ocurre en todos los seminarios teológicos. De esa misma población se escoge, al azar, un muestreo significativo. (Sabino, Carlos. 1966: 134 – 135)
Observaciones de laboratorio. Se trata de observar el comportamiento en situaciones de experiencia, con grupos que se observan en una situación de alguna manera «condicionada». A la pregunta, cómo reaccionan los niños ante la lamparilla del sagrario, posiblemente sea necesario «crear la situación».
Se ha demostrado que los niños le dan una interpretación diferente de la que dan las niñas. ¿Cómo se llegó a conocerlo? Creando una situación de laboratorio en la que se manipulan una hipótesis y las variables que permiten llegar a esta conclusión. (Vergote, A. 1969) Utilización y manejo de hipótesis y de variables. Los experimentos se inician con una pregunta: ¿Influye la situación A en el comportamiento B? En otras palabras ¿Cuál es la causa de B? En la pregunta: ¿El aprendizaje por medio de la cátedra Magistral produce mejores cristianos?
Estaríamos denominando a la Cátedra Magistral A y B a mejores cristianos. Llamaremos tanto a, A como a B con el nombre de variables. B es un hecho observable. A es una hipótesis, mientras no la hayamos demostrado como causa de B. El trabajo de laboratorio consiste en validar o invalidar nuestra hipótesis, por medio de los distintos procedimientos que lleven a conclusiones demostrables. Evidentemente la «producción de buenos cristianos» (variable dependiente) tiene su origen en varias causas. Por esto recibe el nombre de variable dependiente, porque depende de otras circunstancias a las que llamamos causas. Cada una de ellas debe aislarse durante el experimento para ver su incidencia en la variable dependiente. Estas se llamarán a su vez variables independientes.
Un conocimiento adquirido de esta manera se origina en una práctica social. Su comprobación surge de dicha práctica. Esta práctica no es otra cosa que la acción transformadora del hombre. Suponemos que el conocimiento surge y se construye en la práctica pedagógica o social. En Ciencias teológicas, las adquisiciones se refieren sobre todo al orden de las representaciones y de los símbolos, que son formas de conocimiento que aparecen cuando evocamos fenómenos conocidos. El conocimiento racional o científico surge como un resultado, como una consecuencia lógica de la inferencia, en la que se están utilizando procedimientos lógicos.
La investigación de campo Los grupos humanos son por lo general el objeto de conocimiento en este tipo de investigación. Se trata de grupos formados por dos o más personas que intercalan por medio de relaciones más o menos estables, trátese de grupos naturales (o primarios) tales como los grupos familiares o de amistad, o de grupos secundarios, en los que las personas se reúnen en torno a valores y normas.
A diferencia del laboratorio, las observaciones de campo te permiten como investigador entrar en contacto con la realidad que observas de una manera abierta y espontánea. Para conocer y comprender los efectos de la música en las celebraciones litúrgicas, tendrás que participar en esas celebraciones.
Quizás tengas que ayudarte de una filmadora, grabadora o cámara fotográfica y aún de encuestas, entrevistas y cuestionarios. Todas estas herramientas te permitirán describir y aún explicar la realidad que intentas conocer. Las observaciones de campo son ampliamente utilizadas por la sociología, la antropología y la psicología religiosas. (Restrepo, op, cit: 25)
El estudio de casos Se basa en la recopilación de datos sobre un mismo individuo o grupo a lo largo de un tiempo considerable. Tratarás de encontrar detalles únicos, información de sucesos personales; este método se aproxima al método clínico de los psicólogos, en cuanto lleva registros de diarios personales y de acontecimientos que ocurren en el día a día de los sujetos en cuestión. Este método ha sido muy utilizado por la psicología religiosa, por ejemplo para responder a la pregunta ¿cuál es la etapa más religiosa del ser humano? Hoy es una de las herramientas favoritas del método etnográfico del que nos ocuparemos enseguida. (Ibid, p: 25 – 26)
Investigación cualitativa etnográfica Entre los años 50 y 60 del siglo pasado empezó a gestarse un cambio de paradigma científico. La Fenomenología y la Psicología de la Gestalt pusieron en entredicho la objetividad que pretendía obtenerse por los métodos experimentales. También la Física y la Lingüística contribuyeron a la formación de un nuevo paradigma científico.
La humanidad empezó a poner en duda la objetividad de sus afirmaciones basadas en las leyes y en el determinismo de la naturaleza. Si esto fue cierto para la física, con cuanta mayor razón este cambio afectó las ciencias sociales y humanas, y por lo mismo las religiosas. En este cambio de paradigma influyeron Dilthey, Brentano, Wundt, Max Weber, William James, Husserl, Wittgenstein, Kuhn, Lákatos, Polanyi, Popper. (Martínez, Op, cit: 18)
Sobre todo, en la Antropología cultural, en la Psicología y la Sociología religiosas, tan importantes para la investigación que nos compete, empezó a darse una importancia muy grande a la contextualización de las realidades. En Teología Positiva el estudio de la situación vital (Zitz im Lebem) en que surgieron los textos adquirió la mayor importancia. Pero esto no ocurrió solamente para textos del pasado, sino para el estudio de realidades actuales, tales como los grupos religiosos. Es así como la investigación dejó de ser cuantificable, para convertirse en cualificable. Esta orientación «postpositivista» de la investigación, se torna hacia el sujeto.
La persona, la comunidad, cobran la mayor importancia en cuanto objetos de conocimiento más que las leyes, las hipótesis, los principios, las medidas, los controles. El cambio de paradigma de las ciencias mismas, aún de la física, que interpelaron el principio de causalidad, se volcó hacia las explicaciones motivacionales, funcionales, intencionales, y en último término, sobre el significado. A partir de los avances de la lingüística contemporánea entendemos de una manera mejor que «todo modo de comprender es un modo personal de comprender» en el que influyen los pre – conceptos, las anticipaciones…Ya Descartes notaba que la percepción es un juicio que ignora sus razones «. (Descartes, Renato. 1973: 63) Porque el objeto se percibe como una totalidad antes de que hayamos captado las leyes que lo rigen. En efecto, la psicología de la Gestalt nos ha enseñado cómo la mente tiende a formar totalidades y estructuras antes de aproximarse a los fenómenos de una manera analítica y objetiva y convive con una «filosofía implícita». (Martínez, Miguel. Op, cit: 19 – 20)
El enfoque etnográfico se interesa sobre todo por los grupos y las relaciones internas que se establecen entre sus miembros, tales como una iglesia, una escuela, una clase… Este enfoque «se apoya en la convicción de que las tradiciones, roles, valores y normas del ambiente en que se vive se van internalizando poco a poco» y se convierten en normas de conducta, en formas de vida. (Ibid, p: 28)
El objeto de investigación en el método etnográfico es la realidad que surge de la interacción de las partes de un conjunto. Se trata de hallar la relación que puede existir entre esas partes, su interacción, sus funciones, y en últimas, su significado. Cuando hablamos de partes hablamos de personas, de grupos, que al interactuar producen realidades culturales nuevas, con nuevas significaciones.
No pueden considerar la Iglesia del siglo XXI exactamente igual a la que vivió el Vaticano II, sencillamente porque hoy existen nuevas problemáticas, nuevos grupos de presión, nuevas situaciones. Las variables carecen de sentido separadas del todo, y es de esa totalidad de donde reciben su significado.
Se tornan interesantes el lenguaje, las formas, el aparecer. De allí que es el método fenomenológico el que orienta y permite una aproximación de la que puede partir una adecuada interpretación de la realidad en cuestión. Es el sistema de relaciones el que le da sentido a cada una de las características que se investigan. Lo que hace interesantes a las acciones humanas es su intención, su meta, su significado. (Restrepo, Op, cit: 26)
No podemos considerar a Edgar Morin ajeno a la construcción del que estamos llamando método etnográfico, nos dice la Dra. Martha Inés Restrepo (Pp: 26 – 29):
Leamos a Morin: No hay conocimientos «espejo» del mundo objetivo. El conocimiento es siempre traducción y construcción. Resulta de ello que cualquier observación y cualquier concepción deben incluir el conocimiento del observador – concebidor. No hay conocimiento sin autoconocimiento. (Op, cit: 214) Y más adelante:
Un coloquio organizado en Toscana por la asociación Agriturist… me ofreció la ocasión de poner de relieve las contracorrientes neo-arcaicas, neo-naturistas, neo-rurales que salían a la luz en nuestra civilización, lo que me predispuso, unos años más tarde, a escuchar el mensaje ecologista. Durante esta andadura me interesó, cada vez más, seguir una desviación que se transforma en tendencia y desempeñará su papel en la dialéctica de las evoluciones históricas. Haciéndolo, me diferenciaba más radicalmente aún de la sociología dominante entonces, que es incapaz de tratar directamente los acontecimientos y los fenómenos concretos, pero que también es incapaz de considerar en estado naciente las evoluciones y transformaciones. (Ibid, p: 187)
Las realidades de la vida cristiana y religiosas no pueden mirarse independientemente de las culturales, sociales, psicológicas, ni siquiera económicas… todas ellas plantean diversas preguntas al investigador, quien se confronta con muy diversos contextos. Por esta razón, la investigación etnográfica levanta escenarios, escribe historias de vida, utiliza diarios de campo, se sirve de encuestas, observaciones abiertas, entrevistas. Es decir, se vale de todo lo que convenga a un mejor conocimiento del medio, del ambiente y de las personas a las que pertenece el objeto de estudio. Se trata de que percibas estructuras y establezcas redes de relaciones. Las operaciones cognitivas pasan del análisis a la síntesis y viceversa, y de la síntesis a la operación hermenéutica.
Cuando has elegido un objeto de estudio, desde la perspectiva etnográfica, es preciso observarlo todo. Cuando estudias el comportamiento religioso de grupos y comunidades, siempre puedes encontrar aspectos insospechados, actitudes en los líderes, discursos, prácticas que esconden elementos profundos no visibles en primera instancia.
No es necesario aplicar la psicología profunda para investigar dichos comportamientos. Una buena estrategia investigativa puede conducir a resultados óptimos a partir de un buen diseño, desde la perspectiva etnográfica.
El trabajo de campo en el diseño etnográfico está guiado por algunos criterios:
El primero se refiere a la búsqueda de la información en el lugar donde está. Esto significa el levantamiento de un escenario in situ. Si estudiamos los grupos religiosos de nuestro medio o los procedimientos de la educación religiosa en una escuela evangélica, por oposición a una católica o pública, es preciso visitarlos en el lugar en donde ocurren los hechos.
El segundo criterio pide que nos acerquemos a la realidad sin conjeturas previas, es decir, con una cierta ingenuidad que permite hacer emerger lo verdaderamente significativo. Pueden advertirse detalles del lenguaje, gestos, vestidos, costumbres… Todo ello conduce a un estudio » ecológico» que de alguna manera ayuda a la contextualización de lo observado.
Es importante que los procedimientos puedan repetirse. Para ello se necesitan las grabaciones de las entrevistas, filmaciones, fotografías, y una ordenada conservación de la documentación. La meta de la investigación etnográfica es en últimas el conocimiento de los significados. Para ello conviene observar más que todo la interacción verbal entre los miembros del grupo, de qué se habla en los diferentes tiempos y situaciones, la conducta no – verbal, los gestos, posturas, mímica…Finalmente se trata de descubrir los valores, costumbres y rutinas que expresan patrones de acción. Ayudarán para ello los registros, archivos, documentos, y todo tipo de rastros y huellas.
En todos los grupos existen rangos y categorías. Será preciso elegir una muestra suficiente que se refiera a todos. El instrumento más importante en este tipo de investigación es el observador mismo. Si se trata de un equipo de observadores, será necesario establecer criterios que unifiquen la investigación. Sin embargo, las técnicas más frecuentes de esta manera de investigar, a la que se ha venido llamando investigación participativa, son las notas de campo. En la observación participativa, por lo general, el trabajo de investigación de enfoque etnográfico es realizado por una sola persona. Esta debe familiarizarse del modo más honesto y sencillo con el grupo investigado, de manera que sea aceptada por esa comunidad como una persona que es casi parte de la misma.
De esta manera podrá hacerse a su argot, tomar sus notas de campo cada día después de escuchar las historias de vida, los mitos y anécdotas que configuran la manera de pensar, de ser y de sentir del grupo. Asistirá a sus asambleas, fiestas y funerales.
Podríamos afirmar que el diálogo es el método de este tipo de investigación. Las entrevistas, que han de ser abiertas, deben grabarse, y en cuanto sea posible, filmarse. La categorización de los contenidos, su interpretación fenomenológica, parten del bagaje teórico del investigador. (Ibid, p: 68)
Últimamente se ha utilizado con bastante éxito este tipo de trabajo para la formación de los educadores, y su resultado es óptimo en la medida en que no solamente provoca cambios de mentalidad y de actitudes en las instituciones en que se levanta la investigación, sino que se convierte en un método de formación para el investigador.
El método no sólo construye conocimiento individual y colectivo, sino que produce mejoras en la convivencia y en las producciones de las instituciones. Resumiendo, los instrumentos y técnicas más frecuentemente empleados en este tipo de investigación son:
- Observación participativa y notas de campo
- Entrevista a personas claves en el grupo
- Grabaciones sonoras y de vídeo
- Análisis de documentos y artefactos
- Cuestionarios abiertos
- Técnicas de observación y análisis del material semántico
- Técnicas proyectivas
Finalmente, el análisis de los datos irá desvelando las estructuras profundas de individuos y grupos y será muy útil para avanzar en la comprensión del fenómeno religioso. Mircea Eliade y de Karl Gustav Jung, han puesto ya los fundamentos para una investigación de este tipo. Mucho podríamos avanzar en la comprensión de adultos y jóvenes, tan sensibles a los cambios culturales que la televisión, el cine y la informática provocan en su mundo interior y en los fenómenos que los acompañan. Todo ello reconfigura el mundo eclesiástico y propone tareas a la investigación en las Ciencias Teológicas y Religiosas.
El método de investigación holística Dentro de la propuesta holística, puede decirse que la investigación, en sentido amplio, es un proceso continuo y organizado, mediante el cual se pretende conocer algún fenómeno, hecho, evento o situación, ya sea con el fin de encontrar leyes generales o simplemente con el propósito de obtener respuestas particulares a una necesidad o inquietud determinada.
El ciclo holístico de la investigación comienza con la exploración, es decir, la observación e identificación de los hechos que por una u otra razón, llaman la atención del investigador. Una vez identificados, el siguiente paso es la descripción, que consiste en la determinación de las características o cualidades de los eventos observados.
Posteriormente se pasa al estadio de comparación en el cual se estudia el evento en diferentes contextos, y al estadio de análisis, donde el investigador descompone el evento en los aspectos que lo integran, lo cual le da apertura a una mayor comprensión del mismo.
El siguiente paso es la explicación, o búsqueda de relaciones entre los eventos estudiados. Este es el estadio de la investigación donde nacen las teorías. Así se entra en el estadio predictivo. Las predicciones no son otra cosa que hipótesis que requieren de comprobación, sin embargo, para verificarlas es necesario a veces aplicar un diseño de investigación en el cual el investigador determina de qué manera va controlar y manipular las variables.
Si el investigador lo desea, puede evaluar los resultados de la intervención en términos de lo que pretendía lograr. Por lo general, dice Jacqueline Hurtado, un investigador no realiza todos los estadios del proceso. Algunos investigadores exploran y otros retoman la investigación en ese punto para hacer descripciones. (2000: 16 -17, 99 – 100)
Otros se valen de las descripciones y análisis para crear teorías; y así sucesivamente, todo el conocimiento va girando dentro del ciclo holístico. Si usted quiere profundizar acerca de los pasos metodológicos para cada uno de ellos favor consultar el libro: Metodología de la Investigación holística, de la misma autora. (1998)
El método de investigación latinoamericano Una forma de ver la investigación teológica de manera dinámica la relación entre la fuente, el investigador y su situación personal. Se puede trazar de la siguiente manera: La primera es que las preguntas que se originan en el presente sean tales que obliguen a cambiar la cosmovisión de cada uno.
Solamente cuando ha habido, al menos una sospecha, de que nuestra cosmovisión debe ser cambiada, entonces se está en capacidad de hacer investigación teológica latinoamericana. Entonces se harán mejores preguntas. La segunda condición dice ellos, que es necesario que exista un cambio en la manera de responder a las nuevas preguntas, que debe ser diferente a la forma ya acostumbrada, para que deje de ser una investigación conservadora, vieja e inservible. Con estos principios básicos para el trabajo investigativo, pasamos a los elementos de su método latinoamericano:
Primero: nuestra manera de experimentar la realidad, que nos lleva a la sospecha ideológica. Segundo: La aplicación metodológica de la sospecha ideológica a toda la superestructura ideológica en general y a la teología en particular. Tercero: una nueva manera de experimentar la realidad teológica que nos lleva a la sospecha exegética y nos lleve a una nueva forma de ver la realidad e interpretar la fuente de nuestra fe, que es la Biblia, con los nuevos elementos a nuestra disposición. (Juan Luis, Segundo. 1975: 14)
El método de investigación teológica de Paul Tillich En los estudios doctorales de teología sagrada del autor de este libro, se especializó en la teología de Paul Tillich, allí conoció acerca del método de investigación teológica, titulado por él como método de correlación. Para Tillich, lo propio del investigador teológico consiste en establecer la correlación entre el interrogante humano tal como se plantea en una situación dada y la respuesta que ofrece la revelación cristiana.
Este método exige al teólogo investigador a la vez una gran erudición dada y una tremenda creatividad. Nunca es posible prever anticipadamente como podrá establecerse esa correlación. el trabajo del teólogo investigador exige esfuerzo, pero, en definitiva, los grandes teólogos han aportado siempre su personal genialidad a la empresa teológica. (1951: 59 – 66) El método teológico praexológico.
La praxeología es una propuesta pedagógica que intenta dar respuesta a las necesidades del quehacer pedagógico; que incluye las practicas sociales y las profesionales. El autor de este libro adaptó esta propuesta como una técnica de investigación teológica.
Sobre esta propuesta se puede afirmar que en la actualidad se encuentra en su fase de construcción, en tanto que existe una investigación por parte del Dr. Luis Eduardo Cantero, profesor de metodología de investigación, desde el cual se espera en un futuro no muy lejano convertir a la praxeología pedagógica en un modelo de investigación teológica.
De esta propuesta se tiene algunas aproximaciones respecto a la forma de su aplicación y, se considera que para su aplicación son fundamentales las fases siguientes: Ver, juzgar, actuar y la devolución creativa.
La praxeología es entendida como un logos sobre la praxis; pero un logos que no busca teorizar sobre lo que las cosas sean con independencia de nuestra praxis, sino solamente analizar los actos que la integran, los cuales son hechos primordiales dotados de una verdad simple. (Carlos, Julio. 2.000)
El proceso praxeológico intenta relacionar la teoría y la práctica, desde las experiencias de los docentes a partir sus intervenciones en la formación de los futuros investigadores y teólogos, como desde las intervenciones de los estudiantes en sus respectivos centros de prácticas.
La praxeología no es más que un proceso que permite tanto la sistematización, como la reflexión de las prácticas, de tal forma que posibiliten su transformación, puesto que mediante éstas se logran cambios importantes los sujetos, respecto a sus conceptualizaciones y realizaciones de las mismas y además, el contexto en el cual están ejerciendo dicha acción reflexiva.